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La desesperanza es un estado de ánimo del que no tiene esperanza o la ha perdido. La vida humana, dependiendo de cómo nos toque vivirla, y de cómo nos relacionamos con el mundo, puede ser una sucesión de experiencias buenas, excelentes y significativas que nos permitan alcanzar una vida plena ,con paz interior ,con logros y desarrollo, pero también es posible, sin embargo, que esas experiencias resulten malas, frustrantes, dolorosas y desalentadoras.
Los aspectos sociales y políticos, pueden hacer que nos veamos envueltos en grandes carencias de recursos, tantos físicos como morales, necesarios para sobrevivir o como ocurre en guerras que reducen al mínimo la calidad de vida. Es una especie de frustración e impotencia, en el que se piensa que no es posible  lograr una meta, una proyección de un sueño o remediar alguna situación que se estima negativa, púes no está en nuestras manos (o así lo sentimos) la posibilidad de cambios o de otras opciones.
La desesperanza,  que está alimentada por el estrés y nuestra percepción de lo que pasa alrededor, nos hace reflexionar sobre el papel que juega el pensamiento como elemento que ayuda a disminuir el impacto de los acontecimientos negativos en nuestro bienestar emocional. La necesidad de centrarnos en las posibilidades y opciones y no fundamentarlos en lo perdido, lo malo y lo que no podemos cambiar. Si somos capaces de ver algo que si podemos hacer. Construir y nos enfocamos en lo posible podremos seguir adelante, ya que al accionar en pro de algo positivo actuará como una cuerda que nos descarta y saca de un espacio negro del que parecía no podíamos salir. Fija tu fuerza en lo posible, en los sueños y no en lo malo, lo negativo.
nk



UN CUENTO DE LA DESESPERANZA
Había una vez dos puertas en la misma casa. Una era una bella puerta de salón entretanto que la otra era una puerta de baño del montón pero en lo que coincidían ambas era en que llevaban una vida de perros. La casa estaba llena de niños traviesos y descuidados que no dejaban de arrearles portazos y golpes día tras día. Cada noche cuando todos dormían las puertas comentaban su mala fortuna pero entretanto la puerta de salón se mostraba siempre harta y a punto de explotar la puerta de baño la tranquilizaba diciendo:" - No te preocupes es usual son niños y ya aprenderán aguanta un escaso y verás cómo todo cambiará a mejor". Y la puerta de salón se calmaba por determinado tiempo. Pero un día tras una mayor fiesta en la casa llena de golpes y portazos explotó diciendo:" Ya está bien". No aguanto más. Al próximo portazo que me den me rompo y se van a enterar de lo que es bueno. No hizo caso de las palabras de la otra puerta y cuando al día próximo recibió su primer golpe la puerta del salón se rompió. Aquello causo un mayor revuelo y preocupación en la casa y los niños fueron advertidos para tener más cuidado lo que lleno de satisfacción a la puerta que saboreaba su venganza. Pero pasados los primeros días de dificultades los dueños de la casa se hartaron de la incomodidad de tener una puerta rota. Sin embargo en espacio de arreglarla decidieron cambiarla así que sacaron de su sitio la antigua puerta y sin ningún miramiento la dejaron junto a la basura. Entonces la bella puerta de salón se lamento de lo que había hecho pues por no haber aguantado un escaso tiempo más ahora se veía esperando a ser convertida en aserrín entretanto que su amiga la vulgar puerta de baño seguía en su sitio y asimismo era tratada con más cuidado.. Dichosamente la puerta de salón no acabo hecha aserrín porque un tío muy pobre la descubrió junto a la basura y aunque rota le pareció la mejor puerta que permitía descubrir para su pobre casa y la puerta fue feliz de tener otra oportunidad y regresar a realizar de puerta y de aceptar con agrado las incomodidades de un esfuerzo tan duro y tan digno como es ser una puerta. 

 BIBLIOGRÁFIA:
http://www.gestiopolis.com/la-desesperanza-aprendida/
http://cuentos-infantil.blogspot.com/2013/07/el-cuento-de-la-desesperanza.html

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