Compartir en silencio





Hace unos años alquilé un pequeño departamento, desde el primer momento me enamoré de su silencio y ubicación: una preciosa calle cerrada y un lindo parque a unos pocos metros. Durante los fines de semana mis pasos se oían como suspiros y los cantos de los pájaros me acompañaban desde la alborada.

Pero un día, me despertó un gran bullicio que provenía del edificio de enfrente. Me di cuenta de que los cantos que entonaban eran del Shabat. Me resigné pensando que sería una vez en….pero no fue así, con el paso del tiempo se repetían constantemente durante los fines de semana y en algunas fiestas tradicionales.

Pensé en reclamarles, pero como no era durante horario prohibido me contuve. Empecé a conocerlos a través de mi ventana. Por la manera de sus rezos comprendí que era una familia de descendencia persa. En el parque vi muchas veces pasear a los propietarios del departamento: una dulce pareja de ancianos. Me enteré que tenían ocho hijos, 14 nietos y 4 bisnietos y que eran una familia muy unida.

Así que con esos datos, en vez de reclamarles, aprendí a apreciarlos y aceptarlos como parte de mi silencio… de mi soledad…

Cuando era Pesaj y llegaba a mi casa, alcanzaba a oír una buena parte de la Hagada, y disfrutar de sus cantos. Pero este último Pesaj solo encontré silencio, sus ventanas cerradas y los extrañé. Pasaron los días y al no saber nada de ellos, me preocupé.

Una tarde cuando regresaba del trabajo, corrí a la ventana, pues vi luz y oí rezos…triste sorpresa, era Kadish…

Me enteré que el anciano murió. Pasado casi un mes, me encontré una mañana a la anciana sentada en un banco del parque, me acerqué a platicar con ella de cosas simples de la vida, me dijo que le parecía conocerme, y no tuve el valor de explicarle que yo la conocía a ella y a su familia muy bien, que algo de ellos ya me pertenecía, que sus alegrías y tristezas entraban por mi ventana. Ella me dijo: "Acabo de perder a mi compañero, al que fue mi mejor amigo, con él se fue una parte de mi, pero se quedó lo mas bello: los preciosos recuerdos, ellos no van a morir, van a seguir viviendo de generación en generación", tiernamente le acaricié la mano y ella con ternura me dijo: - "Puedes venir a visitarme cuando quieras y compartir conmigo un vaso de te"…si tan solo supiera que compartí con ella una pequeña parte de su vida.





"LA VIDA"


La vida es un
Viaje sin tiempo
Es un grito
En el silencio
Es una aventura que reta
La fragilidad del viento.
Hoy se tiene y
Mañana se pierde;


¡Gracias vida!
Por: Esther Kershenovich

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