ALEJANDR MAGNO









Alejandro Magno quizá sea uno de los personajes más atractivos de la Historia. En sus treinta y tres años consiguió conquistar el mayor Imperio alcanzado hasta ese momento, sus hazañas le han convertido en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.
Alejandro III Rey de Macedonia (Pella, Macedonia, 356 - Babilonia, 323 a. C.). Sucedió muy joven a su padre, Filipo II, asesinado en el 336 a. C. Éste le había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual.
Alejandro recorrió victorioso el Asia Menor (batalla de Gránico, 334), Siria (Issos, 333), Fenicia (asedio de Tiro, 332), Egipto y Mesopotamia (Gaugamela, 331), hasta tomar las capitales persas de Susa (331) y Persépolis (330).
La temprana muerte de Alejandro a los 33 años, víctima del paludismo, le impidió consolidar el imperio que había creado y relanzar sus conquistas. El imperio no sobrevivió a la muerte de su creador. Se desencadenaron luchas sucesorias en las que murieron las esposas e hijos de Alejandro, hasta que el imperio quedó repartido entre sus generales
El testamento de Alejandro Magno.
Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
1.-El primero fue que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios médicos de la época.
2.-El segundo fue que los tesoros que había conquistado (oro, plata, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
3.-El tercero fue que su manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro ¿Cuáles eran sus razones?
Alejandro le explicó:
1.-Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos ante la muerte no tienen el poder de curar.
2.-Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3.-Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y que con las manos vacías partimos.
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