LA RUTINA




Está escrito en la Torah que  cada cohen traía el primer día de  servicio en el santuario una ofrenda especial que era de harina ; y en el Tratado de Menajot (51ª) se dice que el Cohen Gadol debía llevarla todos los años, todos los días, la misma ofrenda. ¿Por qué esa diferencia?
Se explica en el libro Taam Badaat  para que el Cohen Gadol no se acostumbrara e hiciera su trabajo como rutina, cada día debería ser como el primer día, con la misma emoción, sentimiento, concentración.
La Torah dice también de un rey:  ”Y estarás como cuando se sentó en su trono real” (Devarin 17:18), refiriéndose que el rey debe sentirse con la misma emoción e impulso de hacer y trabajar para lo que fue asignado.
La definición de Rutina es: “Hábito adquirido de hacer las cosas sin necesidad de reflexión, costumbre de hacer algo maquinalmente. Hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas”.
“La rutina es el hábito de renunciar a pensar”. (José Ingenieros)
Es una reflexión que nos sirve a nosotros también hoy en día.
Así  igual nos pasa en la vida, comenzamos trabajos o proyectos con mucha fuerza y después esa motivación y ganas van mermando. ”Cada  día debemos ver las cosas como nuevas”, cada día dar lo mejor de nosotros: con el tiempo vamos perdiendo ese “potencial” que pusimos al inicio de nuestro proyecto….que a veces es el mismo proyecto llamado “vida” y nos da flojera  hacer  nuestro quehacer diario y lo dejamos mejor para mañana y después para que hacerlo si nadie lo aprecia……y luego mejor comenzamos de nuevo….y caemos en una rutina, “ponemos el automático” como que se hacen las cosas casi sin pensarlas o vivirlas realmente….¿me toca hacer eso? lo hago sin impregnarlos de la kabana –concentración o intención-  y amor que les pudieran dar otra connotación , dimensión y una real conexión .
Hasta cuando cocinamos algo, si lo hacemos concentradas, con ganas nos queda delicioso, si lo hacemos apuradas, pensando en todo lo que hay que hacer y sin ganas, no queda igual de rico.





La rutina en el matrimonio también nos lleva al alejamiento en la pareja, si bien cada uno tiene su trabajo ya sea fuera o dentro del hogar, los momentos de estar juntos  deben ser de encuentro, de conversar, de compartir. Hay que estar pendientes de los pequeños detalles que hacen especia una relación.
Con nuestros hijos  pasa igual, vamos delegando en escuelas, clases particulares, clases extracurriculares. La educación de nuestros niños de pronto está en manos externas y no en el seno del hogar, parecemos a veces más choferes que padres. Debemos impregnar  a nuestros hijos, con amor, límite, fe, valores  y ejemplo. Aprovechar de jugar con ellos, pintar o conversar y abrazarlos, decirles cuanto lo queremos.
Enseñarles que la Tora no es un libro que se lee en la sinagoga, sino que es el acontecer diario, en todo lo que hacen, dicen y piensan. Entender que todos los días, aunque cada uno va a su trabajo o colegio, hay espacio de compartir, reír, crecer y romper la rutina, impregnar cada día con amor.
Se y da lo mejor de ti cada día, proyecta tu potencial y desarróllalo usando el día a día. Siendo y dando lo mejor de ti!! Se ejemplo  e irradia la luz en tu hogar. Mantén esa luz y calor que hacen de una casa un verdadero hogar.


Nelly klein

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