Tisha beav, cuando
Di-os se retiro.……
Joan, una hermosa mujer, alcohólica en
recuperación, contó su historia en una reunión de AA:
Me case con Jeff, mi
novio de secundaria, y tuvimos dos hijos, empecé a beber cuando nuestros hijos
eran pequeños, pero Jeff no tenía idea. Escondía las botellas en lugares muy
difíciles de encontrar, y bebía vodka, así que el nunca notó mi aliento.
Pero entonces mi
adicción empeoró. Muy a menudo no podía levantarme en las mañanas para mandar a
los niños a la escuela por la resaca, así que Jeff se dio cuenta. Él me
advirtió que si no me detenía, yo destruiría nuestra familia. Pensé que sólo me
estaba amenazando, y no lo escuché.
Mi bebida empeoró.
Jeff me dijo, una y otra vez, que se divorciaría si no me mantenía en el
camino. Pero tienes que entender que él estaba loco por mí y siempre lo había
estado, así que yo sabía que él nunca lo haría.
Entonces, una vez
en medio de la noche, me desperté después de un estupor alcohólico, debía haber
estado así por mucho tiempo, quizás todo el día anterior. Miré alrededor y
descubrí que Jeff y los niños se habían ido. Quiero decir, se habían ido de
verdad. Se habían mudado y tomado sus cosas con ellos. No podía creerlo. Jeff
siempre había estado loco por mí. Yo estaba segura que él volvería. Estaba
segura hasta el día que llegaron los papeles de divorcio por correo
certificado. Entonces supe que había arruinado mi vida. Ahí fue cuando empecé a
venir a AA..
Tishá B’Av marca el día en que Dios se marchó y se
llevó su casa con Él. Como el esposo en esta historia real, Él advirtió al
pueblo judío, una y otra vez. Como la esposa en esta historia, estábamos
convencidos de que su amor incondicional lo mantendría con nosotros para
siempre. Continuamos involucrándonos en acciones destructivas, despreocupados
del efecto que tenían sobre nosotros y sobre nuestra relación con Él.
Y entonces un día - el noveno día del mes hebreo de
Av - Di-os hizo exactamente lo que dijo que haría. Permitió que nuestros
enemigos destruyeran el Sagrado Templo, que era la residencia de la Presencia
Divina en el mundo físico, y Él se alejó de nuestras vidas. (1)
La
leyenda dice que la destrucción de Jerusalén se debió a la confusión que se
generó con dos hombres que tenían un nombre similar. Un hombre muy respetado,
llamado Kamsa, fue invitado por un buen amigo suyo a una cena y una fiesta que
iba a celebrar en su casa. Pero el sirviente, inadvertidamente, no le envió la
invitación a Kamsa, sino a otro habitante bien conocido de Jerusalén llamado
Bar Kamsa, un hombre que resultaba ser un acérrimo enemigo del anfitrión.
La noche de la fiesta, cuando el anfitrión vio entrar a Bar Kamsa, le preguntó:
-¿Cómo te atreves a venir aquí? – y le ordenó que se marchara.
-Evidentemente, debí recibir tu invitación por error – dijo Bar Kamsa-. Pero, ya que estoy aquí, ¿por qué no evitamos esta situación tan embarazosa? Deja que me quede, y yo te pagaré todo lo que coma y beba.
-Definitivamente, no – se negó el anfitrión.
-Deja que me quede – insistió el otro azorado-, y pagaré la mitad de la fiesta.
-No- se reafirmó el enfurecido anfitrión.
-Bien, pues pagaré el coste total de la fiesta- dijo Bar Kamsa-. Simplemente, no nos pongamos en esta situación tan violenta.
Pero el encolerizado anfitrión, incapaz de tolerar la presencia de Bar Kamsa, hizo que le echaran de la casa.
Dado que los rabíes que estaban presentes en la fiesta no habían intervenido, Bar Kamsa supuso que debían de haber respaldado la forma de conducirse del anfitrión, y aquella pasividad llevó a Bar Kamsa a urdir una venganza.
-Me las pagarán – juró Bar Kamsa-. Haré caer sobre ellos la cólera del gobierno.
Y Bar Kamsa se fue a ver al César en busca de venganza.
-Los judíos se están rebelando contra vos – mintió.
-¿Puedes demostrarlo? – le preguntó el César
-Es muy fácil de demostrar – dijo Bar Kamsa-.
Enviadles un becerro como ofrenda para su altar, y veréis el insulto que os hacen al negarse a aceptar vuestro regalo.
Según la ley judía, las víctimas ofrendadas en sacrificio no debían tener defecto, por lo que Bar Kamsa hirió al animal durante el trayecto con el fin de que no pudiera ser aceptado por los sacerdotes. Aún así, cuando se presentó aquel becerro defectuoso, los rabies consideraron la posibilidad de ofrecerlo – aún con aquella tara – por no insultar al César. E, incluso, se llegó a hablar de matar a Bar Kamsa para evitar que fuera al César con más mentiras. Sin embargo, al final concluyeron que no había fundamentos legales para un acto tan desmesurado, y no se utilizó a aquel becerro para el sacrificio natural.
¿Pudo ser la negativa a sacrificar a aquel becerro el catalizador que desencadenó la cólera del César contra Israel y que llevó a la destrucción de Jerusalén y del Templo? Nunca lo sabremos, pero lo que sí es cierto es que la ciudad fue destruida por el emperador romano.
Y, con ello, la comunidad judía, dirigida por el rabí Yojanán, lloró: Por la honestidad de nuestros rabíes, destruyeron nuestro templo e incendiaron nuestro palacio, y a nosotros nos exiliaron de nuestra tierra; pues, he aquí, que Jerusalén fue destruida.
La noche de la fiesta, cuando el anfitrión vio entrar a Bar Kamsa, le preguntó:
-¿Cómo te atreves a venir aquí? – y le ordenó que se marchara.
-Evidentemente, debí recibir tu invitación por error – dijo Bar Kamsa-. Pero, ya que estoy aquí, ¿por qué no evitamos esta situación tan embarazosa? Deja que me quede, y yo te pagaré todo lo que coma y beba.
-Definitivamente, no – se negó el anfitrión.
-Deja que me quede – insistió el otro azorado-, y pagaré la mitad de la fiesta.
-No- se reafirmó el enfurecido anfitrión.
-Bien, pues pagaré el coste total de la fiesta- dijo Bar Kamsa-. Simplemente, no nos pongamos en esta situación tan violenta.
Pero el encolerizado anfitrión, incapaz de tolerar la presencia de Bar Kamsa, hizo que le echaran de la casa.
Dado que los rabíes que estaban presentes en la fiesta no habían intervenido, Bar Kamsa supuso que debían de haber respaldado la forma de conducirse del anfitrión, y aquella pasividad llevó a Bar Kamsa a urdir una venganza.
-Me las pagarán – juró Bar Kamsa-. Haré caer sobre ellos la cólera del gobierno.
Y Bar Kamsa se fue a ver al César en busca de venganza.
-Los judíos se están rebelando contra vos – mintió.
-¿Puedes demostrarlo? – le preguntó el César
-Es muy fácil de demostrar – dijo Bar Kamsa-.
Enviadles un becerro como ofrenda para su altar, y veréis el insulto que os hacen al negarse a aceptar vuestro regalo.
Según la ley judía, las víctimas ofrendadas en sacrificio no debían tener defecto, por lo que Bar Kamsa hirió al animal durante el trayecto con el fin de que no pudiera ser aceptado por los sacerdotes. Aún así, cuando se presentó aquel becerro defectuoso, los rabies consideraron la posibilidad de ofrecerlo – aún con aquella tara – por no insultar al César. E, incluso, se llegó a hablar de matar a Bar Kamsa para evitar que fuera al César con más mentiras. Sin embargo, al final concluyeron que no había fundamentos legales para un acto tan desmesurado, y no se utilizó a aquel becerro para el sacrificio natural.
¿Pudo ser la negativa a sacrificar a aquel becerro el catalizador que desencadenó la cólera del César contra Israel y que llevó a la destrucción de Jerusalén y del Templo? Nunca lo sabremos, pero lo que sí es cierto es que la ciudad fue destruida por el emperador romano.
Y, con ello, la comunidad judía, dirigida por el rabí Yojanán, lloró: Por la honestidad de nuestros rabíes, destruyeron nuestro templo e incendiaron nuestro palacio, y a nosotros nos exiliaron de nuestra tierra; pues, he aquí, que Jerusalén fue destruida.
[FUENTE
TALMÚDICA: Gittin 55 b] (2)
Las
desgracias sucedidas en Tisha Be Av
La Mishná (Taanit
4:6) nos relata que cinco
tragedias para el pueblo de
Israel ocurrieron en Tishá Beav:
1) Cuando el pueblo de Israel estaba acampando
en el desierto luego de haber salido de la tierra de Egipto, mandaron
exploradores para que espíen la Tierra de Israel y saber por dónde entrar a la
tierra para comenzar la conquista. Al retornar, después de cuarenta días, los
espías dieron un falso reporte sobre la tierra y sus habitantes, y el pueblo
aceptó aquel difamatorio reporte a causa de su falta de fe, llorando desalentados.
Por esta razón, Di-os decretó que los hombres de aquella generación no
entrarían a la Tierra de Israel y morirían en el desierto (1313 a.e.c.), y este fue el primer
triste evento ocurrido un nueve de Av.
2) En este día fue que el primer Templo Sagrado
de Jerusalén fue destruido a manos del emperador Nabucodonosor, rey de los babilonios.
Alrededor de cien mil judíos fueron asesinados y millones fueron exiliados (423 a.e.c.).
3) También el segundo
Templo Sagrado de Jerusalén fue destruido un nueve de Av a manos del Imperio
Romano liderado por el General Tito. Unos dos millones de judíos murieron y
otro millón fue exiliado (68
e.c.).
4) La caída de la fortaleza de Betar - en los
días de rebelión de Bar Kojba contra los romanos. Betar era el centro de la
rebelión y había en ella miles de hombres, mujeres y niños. Esta ciudad y sus
habitantes fueron masacrados. De esta manera se destruyó una importante
fortaleza del poblado judío en Israel luego de la destrucción del Templo a
manos del Imperio Romano liderado entonces por Adriano, donde más de 100.000
judíos fueron asesinados.
5) El área y los
alrededores del Templo de Jerusalén (en ruinas) fueron tomados por el general
romano Turnus Rufus, Jerusalén fue reconstruida como una ciudad pagana -
renombrada Aelia Capitolina y fue prohibido el acceso de los judíos a la misma. Esto se llamó Arado de la ciudad, donde luego
de la frustrada rebelión de Bar Kojba, los gobernadores romanos realizaron todo
tipo de esfuerzo de borrar a Jerusalén y la soberanía judía: araron la tierra y
llamaron a Jerusalén con el nombre de "Ilia Capitolina".
Sin embargo, además de estas cinco desgracias
recordadas en la Mishná, otras tragedias para nuestro pueblo tuvieron lugar en
este día, a lo largo de la historia judía, después de haberse escrito la Mishná (en el año 200 e.c. aprox.).
1.
El Papa Urbano II declaró las primeras
Cruzadas, un nueve de Av. En ellas, decenas de miles de judíos fueron
asesinados y muchas comunidades judías desaparecieron. Más tarde en la
historia, la inquisición española culminó con la expulsión de los judíos de
España en el día de Tishá Beav del año 1492.
2.
También un nueve de Av se desencadenó la
primer guerra mundial en el año 1914, cuando Rusia le declaró la guerra a
Alemania, y el resentimiento alemán por haber perdido la guerra, preparó la
escena para el estallido de la segunda guerra mundial y el terrible Holocausto
que terminó con la vida de un tercio de nuestros hermanos.
3.
Además, en Tishá Beav, comenzó la deportación
de los judíos del guetto de Varsovia.
4.
El atentado a la AMIA, en Buenos Aires, el 18
de Julio de 1994, fue el 10 de Av en el calendario hebreo, coincidiendo otra
vez con días de muerte y destrucción.(3)
La
pregunta no es donde estaba Di-os sino donde estaba el hombre.
Cuando llega a la elección del hombre entre bueno y
malo, el poder descansa en el hombre , no en Di-os.
Nelly Klein
Bibliografía:
Comentarios