Los días que Dios paro al mundo
El virus COVID-19 fue reportado por primera vez el martes 7 de enero de
2020, por China, luego de que el 31 de diciembre de 2019 la Comisión de
Salud Municipal de la ciudad de Wuhan, notificara 27 casos de un tipo de
neumonía de origen desconocida. Un mes después, el número de infectados había
aumentado a 9.692 casos.
En cuestión de semanas el mundo fue
paralizándose, a medida que aparecían los casos se cerraban aeropuertos,
tiendas, comercio, escuelas, universidades.
Después de cuatro meses ya se superan
varios millones de personas contaminadas.
No hizo falta desalojar ciudades o
regiones, solo mantenerse resguardados en la casa. Se suspendieron los
colegios, los niños deberían seguir la educación desde la casa, por Internet,
por whatsapp, como se pudiera.
Días y horas determinadas para salir a comprar
medicamentos y para hacer mercado y de vuelta a casa.
El hogar ha sido el centro donde nos ha tocado reaprender a convivir con nuestros seres queridos, a conocer a nuestros vecinos a seguir en contacto con nuestros seres queridos y amigos, trabajos y negocios, aprendiendo nuevas formas, compartiendo el espacio físico con nuestra familia.
Es posible que es esta sea una de las
ocasiones casi única en la historia, donde se suspende o limita la actividad
social, comercial, educativa y económica de casi todos los países del mundo. De
alguna forma todos se vieron afectados por vuelos internacionales, por compras
de o hacia otros países.
Los planes, las citas, las reuniones, convenciones,
viajes, eventos deportivos, teatros, cines, las siembras, recolectas quedaron
suspendidos o cancelados.
Los animales salvajes han retomado las
calles solitarias en busca de sus espacios usuales en donde ellos habitaban.
¿Que trata de decirnos Dios
o el Universo? ¿habremos sacado algún aprendizaje de esta
pausa que ha ocurrido en el mundo?
¿Se habrán dado cuento las
potencias que los
armamentos no les garantiza mayor seguridad?
Que algo tan micrométrico como un virus pudo detener la economía, la vida
social, y suspender la educación en los colegios, institutos y universidades,
sin destruir edificios pero si industrias y cadenas de negocios, tiendas. Sin matar
miles por bombas pero si por la virosis.
No quedo otra que colaborar con
los países vecinos porque el bienestar del vecino era el de uno mismo, unirse
en la búsqueda de una vacuna, compartir estadística y datos de tratamiento para
usar las experiencias en lograr un mejor tratamiento hasta la aparición de una
cura definitiva.
El universo nos trata de decir que
nos tenemos unos a otros que solos no saldremos más rápido de esto. Que en vez
de tener mejores bases militares deberíamos tener mejores hospitales y centros
de salud, mejores laboratorios.
“QUÉDATE EN CASA“ Es el
slogan usado mundialmente para invitar a la gente a permanecer en sus hogares.
Einstein dijo: “No sé cómo
será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y
lanzas.” Hoy pudiéramos agregar que quizás con un virus…..
Dios quiera que algo mas que la vacuna salga de esta pandemia y aprendamos que no tenemos control del mundo, que hay que crear nuevas prioridades, que el dinero no hizo diferencia entre los enfermos, que lo que creíamos era permanente ya no lo es, que un trabajo estable puede dejar de serlo en un par de semanas, que hay que saber reinventarnos, adaptarse a las exigencias y nuevas formas y que el aprendizaje de la vida no acaba nunca.
Comentarios
Seré por siempre tu humilde devota mi santísima muerte amén.